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La visita al Gran Cañón es el punto álgido del viaje a la Costa Oeste de EEUU, por lo que merece la pena que pongamos dedicación a la hora de prepararla.

En este enclave único podemos dedicar varios días, si nuestro itinerario y el tiempo disponible lo permiten, y dedicarnos a hacer las diferentes rutas de trekking existentes, pero lo más probable es que hagamos como máximo un par de noches en la zona.

Si este es nuestro caso, aquí van algunos consejos para organizar el alojamiento y la visita al South Rim, el lado más visitado de esta enorme garganta.

Lo ideal es alojarnos dentro del Parque Nacional, en la zona llamada The Village, pero si no se reserva con mucha antelación puede no haber disponibilidad o la poca que haya sea con unos precios que no estemos dispuestos a pagar. El coste puede situarse en torno a los 300-400 € por una habitación doble, bastante caro teniendo en cuenta que no se trata de alojamientos con grandes lujos. Pero si se encuentra una buena oferta o nuestro bolsillo lo permite, creo que es la mejor de las opciones.

Nosotros decidimos quedarnos 2 noches en la zona y, teniendo en cuenta la disponibilidad y el presupuesto, elegimos alojarnos la primera noche en Williams y la segunda en Tusayan, ya que para esa noche no había nada disponible dentro del parque.

Llegamos casi al comienzo de la tarde a Williams, procedentes de Las Vegas, después de haber conducido 460 km, a través de un paisaje desértico y haber realizado alguna pequeña parada por el camino.

Nuestro hotel era el Red Roof Inn PLUS+ Williams Grand Canyon, justo al final del pueblo, y estaba compuesto por varios edificios con habitaciones con entrada directa desde una galería exterior. No puede haber imagen más típica de un hotel en EEUU que esa: las terrazas a lo largo de todo el edificio dando acceso a las habitaciones, una pequeña piscina en el centro y enormes 4×4 aparcados en todo el perímetro de la piscina. El coste de habitación doble sin desayuno fue de 41 €. Instalaciones básicas pero suficientes para el uso que íbamos a darle: llegar después de la cena y salir al amanecer.

Tras hacer el check-in y dejar los equipajes nos dirigimos al centro. Es una población pequeña que se extiende a ambos lados de la mítica Route 66 y se encuentra repleta de restaurantes, tiendas para turistas y todo ello con la decoración más auténtica que puedas esperar.

Para variar, comimos hamburguesas en un local no menos típico que el resto de la calle, decorado con coches sacados de la película Rayo Mc Queen.

No llegamos a tiempo antes del cierre, pero a pocos kilómetros está el Barizona Wildlife Park, una pequeña reserva de osos que se recorre con el propio vehículo.

A la mañana siguiente, muy temprano, continuamos ruta hasta el Parque Nacional del Gran Cañón a 100 km de Williams.

Después de dejar el vehículo en uno de los aparcamientos del parque nos dirigimos al mirador más próximo. La primera imagen del Gran Cañón te deja ya sin palabras y es sólo un aperitivo de lo que te va a deparar el día. Recorrimos a pie el tramo entre varios miradores y teníamos intención de alquilar bicicletas y hacer recorridos más amplios por nuestra cuenta, pero apareció la lluvia, primero fina y luego muy intensa.

Eso fue lo que nos impidió continuar la bajada por uno de los senderos que hay en una de las paredes del cañón, pero el pequeño tramo que pudimos hacer mereció la pena. Como podéis ver en la foto, en el que sólo se divisa un pequeño tramo de sendero que serpenta mientras desciende, las vistas a lo largo de todo el camino deben de ser inolvidables. Pero el tiempo es el que es y este es uno de los contratiempos que hay que asumir como viajero.

También a que tener en cuenta la altitud. Aunque no estamos en cotas muy extremas, los 2.300 msnm a los que se encuentra el South Rim pueden limitar un poco el ejercicio físico.

El parque ofrece varias líneas de autobuses gratuitas que se mueven a lo largo de los miradores y otros puntos de interés. Gracias a ellas pudimos volver secos desde la Torre de Vigilancia Dessert View a la que habíamos llegado a pie. Una visita que recomiendo enormemente por el interior de la torre y por las vistas desde allí.

Las nubes y la lluvia no daban lugar a dudas, y a pesar de nuestro empeño, no iba a ser posible ver el atardecer por lo que nos retiramos temprano a nuestro nuevo alojamiento en Tusayan, el Gran Canyon Plaza Hotel, con un coste de 229 € la habitación doble sin desayuno. Calidad superior al anterior, pero para nada en la medida que debería ser por la diferencia de precio. En este caso pagábamos por estar a 16,5 km del Parque Nacional y hacer más llevadero organizar la visita para ver amanecer en el Gran Cañón al día siguiente. En los alrededores del hotel hay bastantes lugares para cenar, típicos americanos porque, claro está, para eso estás en EEUU, pero nada comparable con Williams.

El frío era enorme y el cielo no estaba suficientemente despejado, y después de un enrome madrugón y conducir de vuelta al Parque,  el amanecer del siguiente día mereció mucho la pena pero nos quedamos con ganas de más….Siendo positivos, así siempre tendremos la excusa para  volver con mejor tiempo, para montar en bicicleta, terminar la ruta de trekking que dejamos empezada y ver los soñados atardeceres y amaneceres tan famosos y fotografiados.

Respecto a esto, antes de planificar un viaje a la Costa Oeste, prestad especial atención a las previsiones del tiempo. Es un error muy común pensar que el Gran Cañón es un lugar cálido y ocurre todo lo contrario. Durante muchos meses al año las temperaturas mínimas son de varios grados bajo cero y durante el día podemos tener temperaturas 20 grados más bajas que  las “no lejanas” ciudades de Los Ángeles o Las Vegas.

Para cualquier información adicional, o si te interesa que te contemos más sobre viajes en EEUU, no dejes de escribirnos a info@mytravelyourtravel.com.

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