Si tuviéramos que elegir la zona de Vietnam que más nos gustó, creo que sin dudar la respuesta sería los alrededores de Tam Coc. Os vamos a contar cómo organizamos nuestros dos días allí.
Dia 1
Llegamos temprano a Ninh Binh tras viajar toda la noche en el tren de la Reunificación procedentes de Hue. A nuestra llegada a la estación tomamos un Über para dirigirnos a nuestro alojamiento en el centro de Tam Coc, llamado Tam Coc Summer Bungalow que recomendamos plenamente. Habitaciones sencillas con equipamiento básico dispuestas alrededor de una piscina muy agradable y con un desayuno servido en unas mesas a la orilla
Tras el check-in y un delicioso desayuno, nos pusimos a organizar la jornada. Nuestra idea inicial era recorrer la zona en moto y así lo hicimos. No teníamos nada reservado porque sabíamos que la mayoría de los alojamientos ofrecen servicio de alquiler. Preguntamos precios en el nuestro y como nos parecieron correctos decidimos alquilar allí y optamos por una moto cada uno.
Lo primero que debíamos hacer era repostar. La estación de servicio “convencional” se encuentra a la entrada de la población, pero en el extremo contrario al que queríamos visitar por lo que elegimos repostar lo mínimo en uno de los múltiples puntos de venta que hay en el centro. Son locales donde te sirven 1,5 litros de combustible usando una botella de plástico de bebida, que es donde lo almacenan. Esta costumbre, sorprendente y poco segura, la encontramos en muchos más lugares de nuestro viaje por el Sudeste Asiático. El precio, a pesar del regateo, es similar al de España, pero para ese volumen puede ser una solución práctica si no se desea perder tiempo.
Nos dirigimos a Thung Nham. Está a 7 km del centro de Tam Coc y la carretera que lleva hasta allí no tiene apenas tráfico y el paisaje por el camino es precioso.
A la entrada hay una pequeña zona donde dejar las motos y se paga por el aparcamiento. Nos costó 10.000 Dongs (unos 30 céntimos de euro) por cada una. La visita no dura más de 30- 45 minutos. Es un agradable paseo por caminos que discurren entre jardines. En el centro un lago que atraviesas por puentes de madera y todo ello rodado por las montañas con esas formas tan características de la zona. Estábamos encantados: nuestro primer día sumergidos en el paisaje más típico que esperábamos visitar.
Desde ahí, tomamos el camino de vuelta hasta la carretera principal. Seguimos la ruta hasta llegar poco más adelante a la Bich Dong Pagoda. De nuevo volvimos a utilizar un área de pago para la moto: un pequeño espacio junto a la tienda de souvenirs con un sencillo cubierto que protege en caso de lluvia. Esto luego nos vino fenomenal ya que tuvimos que esperar unos minutos hasta que la intensidad de la lluvia nos pereció adecuada para seguir camino.
La visita es gratuita y se accede por una pasarela sobre el agua donde se pueden tomar fotos preciosas. Al final de la misma se atraviesa un pórtico de piedra y se accede a un patio central en torno al cual se levantan pequeños edificios. Por unas escaleras se puede llegar hasta uno de tantos altares que hay por la zona y desde donde se comienza a tener vista de los tejados de los edificios y del entorno.
Desde allí las escaleras continúan y tuvimos dudas de si merecía la pena continuar ya que estaban algo resbaladizas y empezaba a llover cada vez más fuerte. Nos dejamos aconsejar por un pequeño grupo de turistas que bajaban en ese momento y seguimos la ascensión. Es una visita sorprendente y que no voy a contar en detalle para que quien lo visite se sorprenda como nosotros. Recomendable seguir todo el camino hasta el final, aunque el sendero entre y salga en la montaña y en algún tramo, no demasiado largo, esté un poquito oscuro. Sólo puedo contar que las vistas desde arriba también merecen mucho la pena.
De vuelta a recoger las motos esperamos unos minutos a que amainara un poco porque no iba a ser cómodo circular así, ni muy seguro para motoristas tan poco expertos como nosotros.
Cuando decidimos reemprender la marcha deshicimos camino en dirección a Tam Coc y buscamos un sitio para comer. Queríamos comida típica, en local típico, no excesivamente pensado para turistas pero con un aspecto algo cuidado y que dispusiera de baño. Elegimos el “Mihn Toan Father Cooking” y la elección fue perfecta. La comida estaba riquísima, el trato muy agradable y un precio fantástico (menos de 7 Eur los dos)
Desde allí atravesamos la población y nos dirigimos al extremo opuesto de la mañana rumbo a Hang Mua. Por el camino, entre arrozales, también se pasa cerca de un pequeño cementerio. Es costumbre en el país enterrar a los muertos cerca del lugar donde se trabaja la tierra para mantener esa proximidad después de la muerte. Es muy habitual encontrar pequeños camposantos o tumbas aisladas entre los arrozales. El camino comienza asfaltado, con más o menos baches, pero más adelante hay algún tramo de tierra en peores condiciones y un pequeño desvío por obras. Salvo eso, ruta sencilla apta para todos los conductores.
Un pequeño cartel señala un desvío a la izquierda que nos lleva en unos pocos kilómetros hasta la entrada al complejo. Desde varios cientos de metros antes te comienza a asaltar para que dejes la moto en los espacios que cada uno ha preparado a cambio de un pequeño pago. Mi consejo general para todas las visitas: no parar hasta que no haya una barrera o una prohibición oficial. Si no te arriesgas a tener que andar un largo trecho hasta la entrada. Y con el calor, la humedad y a veces la lluvia, no apetece hacer caminatas extras a las que ya tenemos previstas y menos por caminos sin interés especial.
La entrada al recinto cuesta 150.000 Dongs (unos 5 euros) y accedimos unas 2 horas antes del cierre que apuramos hasta el final. Es un lugar muy cuidado con un paisaje maravilloso, una enorme extensión de agua cubierta por nenúfares y rodeada de montañas. Nos entretuvimos haciendo fotos en todos los rincones. La más bonitas, en nuestra opinión, las que se toman al final de unas pasarelas de madera que se adentran en los nenúfares. ¡Increíble ese momento!
Después tocaba coger fuerzas y empezar a subir escaleras hasta la famosa escultura del dragón. El calor y la humedad pesan un poco, pero nada como parar de vez en cuando con la excusa de tomar unas fotos y disfrutar de unas panorámicas de ensueño. Desde la parte cima hay unas vistas 360º del entorno. A un lado el paisaje de nenúfares por el que habíamos pasado y al otro los canales que se recorren en barca y que encajonados entre montañas, con apenas espacio para pequeños campos a los lados, las atraviesan por túneles formados de forma natural durante siglos.
No podía haber mejor espectáculo para finalizar nuestro primer día en la región de Nihn Bihn. Bajamos las escaleras de vuelta, esta vez mucho más rápido que la subida…. y tras recoger las motos volvimos a nuestro alojamiento. Disfrutamos de un baño en la piscina y salimos a cenar a uno de los muchos restaurantes que, aunque ofrecen comida local y a precios muy asequibles, están mayoritariamente frecuentados por turistas.
DÍA 2
El segundo día lo iniciamos con el paseo en barca en Tam Coc. Muchas agencias ofertan excursiones de un día desde Hanoi por lo que aprovechar la primera hora de la mañana nos permitió disfrutar del paseo y del paisaje sin apenas divisar otras barcas cerca nuestro.
Los precios son 120.000 VND por persona más 150.000 VND por barca (unos 14 euros en total por los dos). A los turistas extranjeros no se les permite más de 2 por barca. Los niños con altura inferior a 1,4 m pagan 60.000 VND y para los menores de 3 años es gratuito.
El recorrido transcurre por un paisaje de ensueño: formaciones rocosas cubiertas de vegetación, grutas, arrozales y nenúfares que cubren las orillas. Se atraviesan algunas cuevas no demasiado largas y pudimos ver el mirador de Hang Mua en el que el día anterior disfrutamos del paisaje que atravesábamos hoy. Lo único negativo fue la parte comercial. Casi al final del recorrido, te acercan a unas barcas en las que algunas mujeres venden frutas u otros productos e intentan convencerte de que compres diciendo que el beneficio es para tu barquero….
Tras finalizar el paseo, emprendimos de nuevo camino en moto hacia Trang An, donde también se realiza un paseo en barca. Tuvimos duda si hacer estas dos visitas porque pudiera ser repetitivo, pero siguiendo recomendaciones de otros turistas, nos decidimos por las dos y no nos arrepentimos para nada. En Trang An el recorrido es más largo y se puede elegir entre 3 rutas diferentes. Nosotros elegimos el número 1 porque atravesaba más cuevas, pero todos tienen el mismo coste (200.000 VND) y coinciden en la vista a algunos templos y en parte del trayecto. Tuvimos suerte porque no había turistas en exceso y en algunos tramos no veíamos otras barcas, pero no creo que sea lo habitual ya que las instalaciones en la entrada están preparadas para una afluencia mucho mayor (barandillas dispuestas para organizar largas colas en el embarcadero) y había decenas de barcas que no estaban en uso ese día.
Al salir de Trang An tomamos de nuevo ruta en moto y nos dirigimos a la Bai Dinh Pagoda. Se trata de un complejo de templos budistas de extraordinarias dimensiones y que según diferentes fuentes presume de diferentes récords en el país, en el sudeste asiático y en todo el continente (tamaño de esculturas, superficie del templo, altura de la pagoda, etc….). Dada la superficie del recinto se puede optar por ir andando desde las taquillas o en hacerlo en una lanzadera (puede hacerse sólo un trayecto o ida y vuelta).
Nosotros optamos por comprar ida y vuelta, pero finalmente hicimos la vuelta a pie porque no era una distancia larga y nos apareció así en ese momento. Recomiendo hacer el recorrido inverso al nuestro. Tomar la lanzadera hasta la parte más alta (al sur, próximo a la pagoda) y visitar el complejo bajando escaleras. Con el calor y la humedad se hace bastante duro en sentido contrario y no añade ningún encanto a la visita. No habíamos comido ni teníamos bebida y esperábamos hacerlo allí. En el plano del recinto indica que hay restaurantes o bares en distintos puntos y no es correcto. Algunos no existen y otros estaban cerrados por horario, por lo que los refrescos y los snacks que conseguimos en una tienda-restaurante en la parte más elevada del recinto fueron un manjar. A pesar de tener billete de vuelta en la lanzadera decidimos bajar a pie hasta la salida que está bastante próxima.
Desde el parking deshicimos camino con la moto y nos dirigimos a Hoa Lu, antigua capital de Vietnam durante dos dinastías y uno de los lugares históricos más importantes. A pesar de ello, el sitio es pequeño y se puede visitar en media hora. Consejo: no hagáis caso a todos los ofrecimientos de parking de pago desde cientos de metros antes. Se puede llegar con la moto hasta la entrada del recinto pasado el puente y la puerta que hay al final del mismo. Con esto finalizamos otro maravilloso día en los alrededores de Ninh Binh. Para la vuelta a Tam Coc pasamos por la entrada de Trang An y poco después por un desvío a la izquierda se llega fácil por el mismo camino que el día anterior seguimos para Hang Mua.
Un relajante baño en la piscina y cena en uno de los locales del centro fueron el cierre de la jornada.
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